Oscar Hurtado
Director, Profesor y Terapeuta de la Escuela
Investigador primero por necesidad, convertí esta profesión en mi pasión personal.
Primero fue la epilepsia infantil de mi hijo, que me llevó a conocer a Alejandro Jodorowsky y su técnica de Psicogenealogía.
Poco después en octubre 2005 diagnostican a mi hijo de autismo y Trastorno Generalizado del Desarrollo. En mi camino por diversas terapias probé muchas cosas sin resultados.
En 2006 conoce la Desprogramación Biológica, y en la primera sesión con Bernard Ligonniere ya hay resultados espectaculares, mi hijo comienza a hablar al poco tiempo.
En seguida se organizó un curso en Barcelona para aprender esa técnica, tan lógica, maravillosa. Es tan sencillo que no lo vemos.
En 2007 ya empecé a aplicar lo aprendido en mi consulta, con resultados espectaculares. Curación de cánceres, esclerosis, hipotiroidismo, y otras enfermedades incurables para la "ciencia" médica.
En 2009 creé unos cursos que se convirtieron en laboratorios de experimentación del cambio y del desarrollo humano, con comprobación empírica de las leyes de los campos de información morfogenéticos de Rupert Sheldrake.
Pude demostrar que lo que une a las personas es más de lo que parece, y que les pueden conectar los conflictos inconscientes. Esa conexión no es exactamente telepatía, es como una red de intercambio de información y de equilibrio de ese intercambio.
Durante los cursos lo comprueban todos los asistentes.
Después de los primeros años y gracias a mi espíritu de mejora y de búsqueda de la verdad, observé que había enfermedades que no coincidian con los códigos que me habían enseñado, ni con las leyes que habian dictado los médicos creadores de esta terapia, el Dr. Hamer, y el Dr. Claude Sabbah.
En lugar de culpar al enfermo, quise ir más allá y me pregunté si no estarían equivocados.
Así pude filtrar lo que funciona y lo que no funciona de lo aprendido, y seguir investigando.
En estos años el método se ha distanciado en su base de todas las escuelas, ya que no plantea la enfermedad como un programa biológico disparado por el cerebro como hacía el Dr. Claude Sabbah, ni tampoco en dos fases con conflicto activo y una fase de reparación, como hacia el Dr. Hamer.
Mis alumnos, sobretodo médicos y psicólogos, agradecen que tenga esta capacidad de libertad, de la que ellos no disponen por el condicionamiento de su formación académica, para poder
desarrollar un espíritu investigador, con nuevas ideas que abren nuevos caminos.